Constantine

Escasamente veinte minutos antes del estreno hablábamos, entre otras cosas, de las películas de exorcismos. Mi me niego a verlas se volvió contra mí y allí estaba, en una sala repleta de cabezas, quejándome al responsable porque nos había hecho entrar antes de acabar el anterior pase y pasmada tras el par de primeras escenas que me asediaron. No puede ser, pero sí, así era. Me voy, una mirada que intenta convencerme desde la butaca de mi derecha, un ssshhh desde atrás, y un cualquiera vuelve a casa ahora sola, fueron mi excusa para aguantarme. Imploré que las escenas de exorcismos no se repitieran, durante ellas pues, ni miré, ni escuché, aunque hubo un momento en que me dolieron hasta los dedos de apretarme los oídos.
No es mi tema, en definitiva. Keanu está como siempre o quizás más soso. Algunos detalles son de chiste, tal vez tengan que ser así, ni idea. Keanu no sólo parece Neo, sino que hasta la óptica de la peli parece "a lo matrix", los colores, las figuras opacas, los tonos verdosos...
De pronto un Gavin Rossdale muy de V que no viene a cuento (al menos entonces la película empezó a hacerme gracia). Una banda sonora a veces interesante, escúchese cuando entran en el club para buscar a Media Noche tras adivinar contraseñas tipo una rata vestida de bailarina subiendo una escalera, John Constantine dedicándole un fuck you a Lucifer y un San Gabriel que juro no haber entendido ninguno de sus significados.
Del final mejor no digo nada, visto lo visto.